Reclaman controlar el uso del aire acondicionado en comercios
En los últimos días, donde las altas temperaturas azotaron tanto a la ciudad como a la región, la mayoría de los grandes negocios de la peatonal Córdoba dejaban escapar el fresco sin que a nadie le pareciera raro, debido al fuerte uso (y abuso) del aire acondicionado.
Es más, mucha gente se agolpaba adelante simplemente para encontrar un respiro. A tal punto se incumple la ordenanza 9.375, que obliga a “disponer de un sistema de cierre automático de puertas” para evitar “el despilfarro energético por pérdidas al exterior” de los sistemas de calefacción y refrigeración.
Basta recorrer cualquier calle del microcentro, pero en especial la peatonal Córdoba, para advertir que los incumplidores consuetudinarios se reiteran: suelen ser grandes locales, en su mayoría integrantes de cadenas comerciales a nivel nacional.
En cambio, a partir de la ordenanza impulsada por el entonces concejal Sebastián Chale y la aún en funciones María Eugenia Schmuck, los negocios más pequeños y las galerías comerciales se acogieron a la norma e instalaron cierres automáticos o simplemente empezaron a entornar la puerta. Dado el costo de la electricidad, incluso por conveniencia propia.
¿Qué dice la ordenanza?
La norma, aprobada el 26 de febrero de 2015, obliga a los locales con salida a la calle a “disponer de un sistema de cierre automático de puertas” para “impedir” que permanezcan “abiertas permanentemente, con el consiguiente despilfarro energético por las pérdidas de energía al exterior”.
A los que no se encuadraran, la norma definía que serían penados con multas, en ese entonces a razón de 30 pesos por metro cuadrado, y, en caso de reincidencia, clausuras de hasta 90 días.
El cumplimiento de la norma empezó a exigirse recién promediando el verano pasado, cuando se notificó a varios centenares de negocios que mantenían sus puertas abiertas con el aire acondicionado al máximo y se los amenazó con sanciones.
Sin embargo, también este enero muchos locales parecen inmunes a la exigencia municipal. Por eso, la propia Schmuck presentó un pedido de informes al municipio para que precise qué controles y sanciones se han formalizado hasta ahora a los incumplidores.
La edila se mostró convencida de que se siguen viendo “algunos locales, fundamentalmente de venta de electrodomésticos o indumentaria, con puertas abiertas y los aires acondicionados a temperatura muy baja”, por lo que el Estado debería “promover un consumo responsable” de la energía.
Y a quienes no cumplan, multarlos. Para ello habrá que actualizar los montos, que ahora deberían ir de 8 mil a 25 mil pesos, según las dimensiones del local.
“Muchos comerciantes y vecinos que utilizan la energía responsablemente sufren cortes en el suministro” y tienen “como consecuencia enormes pérdidas en mercaderías y artefactos en sus hogares”, recordó Schmuck en su pedido a la Intendencia.
Y también sostuvo que, “si bien el aire acondicionado a una temperatura baja con las puertas abiertas puede resultar una medida para atraer clientes, es al mismo tiempo una decisión nociva para el medio ambiente”.
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