Young: “Oyarbide era el más payasesco de los jueces federales”
El escritor y periodista Gerardo Tato Young, autor de “El libro negro de la justicia”, dialogó esta mañana con LT3 y se refirió a su libro como “una obra que logra dar una mirada muy crítica sobre la justicia, y a su vez consigue interpelar a la Justicia Federal Argentina”.
“La Justicia Federal de la Ciudad de Buenos Aires controla la corrupción del gobierno central y de los empresarios que eventualmente hacen negocios con el poder político” disparó y agregó que “se compone por doce jueces, ahora once con la retirada de Oyarbide, y estos conforman una especie de corporación del poder permanente, que es la clave de lo que está pasando hoy, de la falta de justicia”. Por último, en relación a este tema, Young ahondó: “una cosa es lo que el público puede ver a través de la televisión en base a lo que cuentan los políticos, y otra cosa muy distinta es lo que pasa en la realidad”.
A partir del menemismo los jueces pasaron a formar parte de ese poder invisible y definitivo. “Menem empezó a idear un sistema para poder gobernar con total impunidad, comprando a La Corte o creando una corte propia, y coartando la Justicia Federal”, agregó. “En su momento le encargó esta tarea a la SIDE, ahí empezó una relación “promiscua” entre los jueces federales dentro del edificio de Comodoro Py” dijo mientras que indicó a su vez que “Jaime Stiuso, al ser el agente quizás más conocido y poderoso se encargaba de asegurar la complicidad e impunidad del gobierno de turno”.
El periodista aseguró que “todo esto se profundizó de manera profunda durante el kirchnerismo: es así que los jueces ganaron un terreno y pudieron mantener amenazado al poder político de manera permanente, por medio de la creación de causas y expedientes, esto es lógico si se piensa que el único que puede desplazarlos de su cargo vitalicio y sus privilegios es ni más ni menos que el mismo gobierno central”, indicó y cerró: “Los jueces acumulan causas contra los funcionarios públicos, y las activan o desactivan en función de su conveniencia”.
Finalmente, hizo especial hincapié en Oyarbide, a quien calificó como “el más payasesco” de los jueces federales, “por su notoriedad y por lo escandaloso, representaba una barrera de contención para los otros jueces, ya que mientras no lo echaran a él los otros estaban tranquilos de que no los iban a echar, ya que el tenía todos los números ganados para esto”.
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