Especialista en seguridad alimentaria visitó las huertas rosarinas
Nick Rose, coordinador de la Alianza por la Soberanía Alimentaria, ponderó distintas iniciativas de economía solidaria impulsadas desde la Municipalidad por su desarrollo e impacto social.
El coordinador nacional de la ONG australiana Alianza por la Soberanía Alimentaria (AFSA), Nick Rose, se encuentra de visita en Rosario para conocer el desarrollo de distintas iniciativas impulsadas desde el área de Economía Solidaria municipal, especialmente en materia de agricultura urbana, en una gira que incluye también Tucumán, Córdoba, Neuquén y Mar del Plata.
En la primera jornada en la ciudad, Rose se reunió con la subsecretaria de Economía Solidaria, Susana Bartolomé, para interiorizarse sobre las políticas del Estado municipal en el desarrollo de la agricultura urbana local.
Así, el miércoles 27 recorrió la huerta de Polledo y el Bosque de los Constituyentes, en tanto el jueves 28 visitó las agroindustrias de Verduras y de Cosmética del Centro (Presidente Roca y el río), la agroindustrias de Verduras y Cosmética del Oeste (Presidente Perón al 4600) y el Huerterito de la avenida Jorge Newbery.
Nick Rose es abogado, coordinador de la Alianza por la Soberanía Alimentaria en Australia y activista social vinculado a la soberanía alimentaria. Tiene una extensa experiencia en investigación, consultoría y gestión de proyectos en ese país tanto como en Inglaterra y América Central.
En los seis años y medios que estuvo en Guatemala ayudó a fundar una organización de Derechos Humanos que da apoyo a mujeres indígenas, campesinos y jóvenes. A partir de 2007 enfocó sus investigaciones de doctorado en la efectividad del movimiento global por la Soberanía Alimentaria, y se especializó en diseño e implementación de estrategias y sistemas alimentarios sustentables.
Durante su recorrida por la Agroindustria del Centro, Nick Rose comentó: “Mi investigación comenzó en Estados Unidos y llegué a Argentina para buscar modelos de agricultura urbana que buscan promover el acceso a personas con mayor necesidad, vinculados a cuestiones de seguridad alimentaria y modelos para comercializar la producción.
“Cuando logré mi beca me puse en contacto con el Programa Pro-Huerta (INTA) en diferentes provincias, en Tucumán, en Córdoba, en Rosario y en Mar del Plata. Es impresionante todo el trabajo que ha desarrollado la Municipalidad en Rosario con las huertas. A través de esta investigación descubrí la importante función de la Municipalidad de Rosario en el sistema de la agricultura urbana y su importancia como Estado municipal, que no sucede en otras ciudades del país, ni del mundo”, destacó el coordinador de la Alianza por la Soberanía Alimentaria en Australia.
Además, Rose profundizó sobre la situación a nivel global: “Creo firmemente que estamos en un momento de gran cambio y transición. Estamos vivos en un momento verdaderamente único en la historia humana. Nuestro reto es abarcar las inmensas oportunidades de trabajar juntos, en colaboración y de manera creativa, para dar paso a ese nuevo mundo, cuyos contornos ya están surgiendo alrededor y a través de nosotros. Para no sucumbir a la cultura generalizada de temor y la apatía e impotencia que ello induce, sino para lanzarnos de lleno en la ‘Gran Obra’ de reinventar lo que significa ser humano y que habitamos esta Tierra”, refirió.
En cuanto a la economía social específicamente, agregó el investigador: “Mi tareaconsiste en trabajar con las comunidades y organizaciones de todo Australia para co-crear una visión y una práctica de los sistemas alimentarios justos. Se trata de sistemas que se desarrollan de manera democrática y colaborativa, y que dan prioridad a la salud humana y el bienestar, y la integridad del ecosistema. Se trata de sistemas en los que la economía está diseñada para servir a las personas y el medio ambiente, no al revés”.
Acerca de la soberanía alimentaria
La Soberanía Alimentaria es un movimiento mundial impulsado por agricultores familiares y pueblos indígenas, que ya incluye a más de 300 millones de personas en 80 países de todo el mundo. Involucra métodos de producción de alimentos que trabajan con la naturaleza y no contra ella; el comercio justo en vez de libre comercio; la plena realización del derecho humano a una alimentación adecuada sin tener en cuenta el nivel de ingresos u otras características distintivas; y las comunidades y los países que tienen el derecho a decidir que sus tierras y recursos productivos son priorizados para la producción local de la buena comida, en lugar de vender o arrendar al mejor postor para la producción industrializada de monocultivos o commodities para la exportación.
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